No debe ser comida, ni en pequeñas cantidades, por el paciente renal porque puede causar insomnio, hipo, agitación, confusión, debilidad muscular, desmayos, desórdenes de conciencia y problemas cardiorespiratorios que pueden causar la muerte. Contiene neurotoxina que se acumula en la sangre y que provoca un daño irreversible. Además, no existe ningún tratamiento eficaz.
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