Estos días leíamos en el periódico GRANADA HOY un artículo de opinión, obra de David López, sobre el futuro de la industria en Andalucía, que nos ha hecho reflexionar de forma profunda. Según los datos de principios de 2015 y finales de 2014, la economía española está en crecimiento. Nos preguntamos, ¿es el momento de apostar por un modelo productivo distinto que cree unos pilares estables?
No lo decimos nosotros, lo dicen los datos y es que Andalucía ha sido de las comunidades autónomas más castigadas por la crisis en los últimos años. La industria actual andaluza, se caracteriza por el gran peso de la industria agroalimentaria, la heterogeneidad geográfica de zonas industriales y la variedad en el nivel de implantación de tecnología e innovación.
Las ciudades con mayor concentración de industria son Sevilla, Cádiz y Huelva. Su situación estratégica y portuaria les beneficia. En Málaga, por su parte, se está apostando por las telecomunicaciones y el material electrónico principalmente.
Según David López, para construir un futuro sólido en la industria española y principalmente andaluza es necesario actuar en los siguientes aspectos:
– Políticas de atracción de inversión productiva de alto valor añadido y contenido tecnológico basadas en el conocimiento. Esto supondría transformar la industria agroalimentaria hacia productos innovadores y procesos más eficientes.
– Alinear las políticas educativas con la realidad de la demanda de empleo del mercado y sus necesidades.
– Definir un modelo de fábrica del futuro con visión a largo plazo, integrando las nuevas tecnologías de fabricación, las tecnologías de la información y el conocimiento, dentro de un entorno habitable, sostenible y en armonía con el medio ambiente.
Las nuevas tecnología de fabricación permiten automatizar un importante número de tareas, además las tecnología de la información ayudan a la toma de decisiones y facilitan información a tiempo real, ayudando a mejorar los procesos y su modelización.
Las personas, deben comprender que la fábrica del futuro integrará esos sistemas de información y tendrán que utilizar esos conocimientos para innovar en los procesos de producción. Los operarios serán ingenieros de su proceso, y los ingenieros serán verdaderos expertos tecnológicos. Y por supuesto, para hacer realidad esto, la oferta formativa tiene que dar un giro y adaptarse a estos extremos.
Las empresas debemos estar en disposición de iniciar este camino hacia la fábrica del futuro. Es el momento de activar el espíritu crítico e implantar modelos de producción eficientes con estrategias de innovación.